RRHH
El índice de mujeres que trabajan, estancado desde 2002
Fecha: Lunes 00 de Noviembre de 0000
El 66% de la población adulta femenina es laboralmente activa; la coyuntura desalienta la participación
En los años 60, dos de cada diez mujeres en edad activa trabajaban o buscaban trabajo. Más de medio siglo después, hoy ese índice de participación laboral femenina está multiplicado por tres. Si se reduce el período de comparación, resulta que hace poco más de una década, aquel índice de los 60... ya se había multiplicado por tres. Lo cierto es que la participación de las mujeres en el mercado laboral frenó sus avances en la Argentina en los últimos años, y parte de la explicación -al menos para lo ocurrido en los tiempos más recientes- estaría en las pobres expectativas de encontrar un puesto, ya que la economía no los genera y cuando lo hace, apenas se llega a absorber la nueva demanda que viene por el crecimiento natural de la población. En la región, en tanto, la situación no es mucho más alentadora: en el promedio de países de América latina hay una desaceleración en el aumento del ingreso de mujeres al mundo laboral.
En 2015, la tasa de actividad femenina (el porcentaje de las que trabajan o buscan hacerlo sobre el total) se ubicó en 66,6% en la Argentina, si se considera a la población de entre 25 y 54 años. Es una tasa algo inferior a la de 2002, y no hubo grandes variaciones a lo largo del período. En el universo masculino de ese rango de edades, el índice llega a 94,3%. Los datos fueron aportados a LA NACION por Leonardo Gasparini y Mariana Marchionni, economistas del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad de La Plata, quienes el 15 de este mes presentarán el libro ¿Brechas que se cierran?, que analiza el aumento y la desaceleración de la participación laboral femenina en la región de América latina.
"En buena parte de los años 2000 las economías latinoamericanas crecieron fuertemente y la Argentina no fue la excepción; en ese escenario favorable la presión sobre algunas mujeres por buscar un empleo adicional se redujo, ya que mejoraron las perspectivas laborales de sus cónyuges y fueron beneficiadas por la expansión de los sistemas de protección social; eso detuvo el crecimiento de la participación laboral femenina, especialmente entre las mujeres más vulnerables", explica Gasparini respecto de las que cree que son las causas del estancamiento en los primeros años. Sin embargo, agrega que para el período más reciente la explicación es otra: "Hay desaliento frente a un mercado laboral deprimido y pocas perspectivas de conseguir un empleo razonable", afirma.
Observado desde otras instituciones, el tema tampoco merece un análisis optimista. El Panorama Laboral 2015 de la OIT reveló que el año pasado la tasa de participación femenina tuvo un alza en América latina, pero que eso sólo derivó en un incremento del desempleo, dada la cantidad de mujeres que no encontraron empleo. Esa tendencia no se dio en particular en la Argentina, donde la tasa de participación había sido más alta en 2014 y donde también hay dudas respecto de los datos estadísticos por la grave crisis institucional en el Indec. De todas formas, en el Cedlas aclaran que el freno en el alza de la tasa de activas es un hecho desde bastante tiempo antes y que no hay elementos para pensar que la tendencia haya cambiado.
Los datos desagregados muestran, para la Argentina, una amplia brecha entre grupos de mujeres. Entre las que recibieron baja instrucción, un 52,3% tiene participación laboral, en tanto que entre las que llegaron a un nivel medio el índice llega a 66%, y entre las universitarias, a 87,8 por ciento.
Según el estudio del Cedlas, uno de los factores vinculados al avance de la mujer en el trabajo en el mediano plazo es el hecho de que hoy las latinoamericanas permanecen, en promedio, dos años más en el sistema educativo respecto de dos décadas atrás. Y en comparación con la misma época, se señala que hay un 3% más de probabilidad de no formar pareja y que la tasa de fecundidad es un 60% menor. En el país, entre las casadas la tasa de actividad es de 59,4%, mientras que llega a 79,3% entre las solteras.
En la región, fue entre las mujeres casadas y entre las de sectores vulnerables donde hubo un mayor freno al alza de la tasa de actividad. Se entiende que los altos índices de pobreza e informalidad estarían entre los factores que detienen los avances.
Tal cosa sugieren, al menos, los citados datos por nivel educativo, por ejemplo, y también el hecho de que en países desarrollados los índices son bastante más altos. Datos del Banco Mundial indican que en Alemania la tasa es de 72%; en Canadá, 75% y en Suecia, 79%. Esos índices corresponden (a diferencia de los antes mencionados) al universo de mujeres de entre 15 y 64 años, y para el caso de la Argentina es de 55%, once puntos porcentuales por debajo de Estados Unidos, país con una tasa similar a las de Brasil y Uruguay. Chile muestra un índice cercano al de nuestro país.
"América latina tiene [respecto de otras regiones] más mujeres atrapadas en empleos de baja calidad y formación", dice María Amelia Videla, directora de Sustentabilidad de la consultora Manpower. La desigualdad con los varones, agrega, se da tanto en la participación como en los salarios y en el acceso a puestos de liderazgo. Según Videla, las normativas pueden ayudar, pero el problema es que eso sólo no alcanza, sobre todo en sociedades con alta informalidad donde las normas no se cumplen.
Tras advertir que no puede haber una única solución, el libro del Cedlas cita medidas que ayudarían a mejorar la participación. Algunas son: expandir la oferta de jardines maternales; mejorar las licencias para los padres de familia; facilitar el acceso a información sobre planificación familiar, y revisar el diseño de los programas sociales.
Sin avances
Foto: LA NACION / Gasparini y Marchionni, Cedlas y Banco Mundial
Participación laboral femenina
Foto: LA NACION / Gasparini y Marchionni, Cedlas y Banco Mundial
Por estado civil
Foto: LA NACION / Gasparini y Marchionni, Cedlas y Banco Mundial
En otras latitudes
Foto: LA NACION / Gasparini y Marchionni, Cedlas y Banco Mundial
Fuenta: LA NACIONEconomía