RRHH
Nuevas formas de empleo, pero siempre con protección social
Fecha: Lunes 00 de Noviembre de 0000
A lo largo de la historia, diversos factores como la informalidad laboral y los cambiantes modelos de organización de la producción y el trabajo han hecho emerger distintas modalidades de relaciones laborales que imponen nuevos desafíos para el diseño y la gestión de la seguridad social.
La iniciativa relativa al Futuro del Trabajo impulsada por la Organización Internacional del Trabajo ha puesto de relieve la necesidad de reflexionar sobre aspectos críticos del mundo laboral, entre los que se encuentra la adaptación que requerirán los sistemas de protección social ante las nuevas realidades del mercado de trabajo, las relaciones laborales y las capacidades fiscales de los gobiernos.
Nuevas formas de empleo, denominadas "no estándar", como el empleo temporario, el de agencia, a tiempo parcial y las relaciones ambiguas de empleo, entre otras, ponen en riesgo incluso los segmentos tradicionalmente formales y estables de la economía.
Ante esta cambiante realidad surge la pregunta de cómo deberá ser adaptada la protección social para cumplir los cometidos de cobertura universal, suficiencia y sostenibilidad.
Uno de los principales interrogantes es cómo se podrá establecer y financiar en forma sostenible un piso de protección social que garantice un nivel mínimo de seguridad económica a lo largo del ciclo de vida. Esto a su vez pone de manifiesto complejas encrucijadas que llevan a preguntar cómo pueden diseñarse garantías de seguridad económica para personas en edad de trabajar (16-65) cuando las áreas más activas de reformas y demanda de recursos para las políticas sociales tienen que ver con la población infantil-adolescente y los adultos mayores.
Por otro lado, los parámetros que determinan la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social siguen estando condicionados por la persistencia de las brechas de cobertura contributiva. Esta circunstancia tuvo algunos cambios durante los años 2000, donde la bonanza económica en América latina permitió incrementar el empleo formal y en algunos países mejorar los salarios. Pero hoy el escenario es distinto. La desaceleración económica ha llegado para instalarse por un período que puede llegar a ser más largo de lo deseado.
De esta manera, para la región se suman tres fenómenos que se refuerzan e interactúan entre sí: los problemas estructurales de la economía y su matriz productiva que generan insuficientes empleos asalariados formales, la desaceleración económica y recesión en algunos países (por ejemplo, en Argentina y Brasil), y el surgimiento de las formas no estándar de empleo.
La historia económica y de las políticas sociales, sin embargo, da algunas esperanzas. El alcance y la extensión de la protección social ha sido moldeada en los países a partir de las crisis económicas y de la mano de la necesidad de dar respuesta a la desigualdad de ingresos, la pobreza y la vulnerabilidad en momentos críticos de sus historias económicas e institucionales.
Así resulta imperioso comenzar a reflexionar sobre un nuevo ciclo de reformas y adaptaciones en vista de los desafíos actuales y futuros. La demografía, por ejemplo, jugará un papel clave en los próximos años debido a los cambios experimentados en la estructura de edades de la población y el progresivo agotamiento del "bono demográfico", concepto que refiere a que la población en edad de trabajar (económicamente activa) supera a la dependiente (niños y adultos mayores), y por tanto, el potencial productivo de la economía es superior.
Ante estos desafíos para el futuro de la protección social, tres ámbitos clave de política necesitan ser profundizados. Los tres tienen que ver también con el financiamiento y su impacto en la sostenibilidad. El primero refiere a la construcción de una matriz de financiamiento flexible basada en una combinación de recursos contributivos (contribuciones a la seguridad social) y no contributivos (impuestos). El segundo, con la necesidad de continuar promoviendo la creación y el sostenimiento de empleos decentes. Y finalmente, desarrollar herramientas que permitan regular apropiadamente las emergentes formas no estándar de empleo.
De esta forma, si bien el futuro del trabajo trae consigo un enorme potencial de empleo que surgirá en nuevos sectores, a la vez, las sociedades deberán ser capaces de dar protección laboral a estas nuevas formas de empleo (por ejemplo, los conductores de Uber) e impulsar relaciones laborales armónicas y balanceadas entre los actores sociales que compondrán este nuevo escenario.
Director de la oficina de la OIT para el Cono Sur de América latina
Fuente: La Nacion ONLINE