RRHH
Management: qué hacer con un equipo de trabajo mediocre
Fecha: Lunes 00 de Noviembre de 0000
La gestión directiva no es simple. Nuestros comportamientos pueden tener resultados que distan de ser los esperados.
La gestión directiva no es simple. Nuestros comportamientos pueden tener resultados que distan de ser los esperados. José Ingenieros ya advertía que "es más contagiosa la mediocridad que el talento", lo cual nos lleva a preguntarnos qué podríamos hacer como líderes si estuviésemos a cargo de un grupo que juzgamos de esas características. Aquí, acciones que podríamos emplear:
Sentido explicitado:
El primer interrogante es si fuimos claros y concretos en términos de los "qué" que aspiramos se generen, así como a los "cómo". No está de más confirmar el poder que conlleva el chequear la imagen compartida del "para qué".
Plataforma y "gatillos":
Los equipos "se bajonean" y son permeables a influencias de reconocimiento. Pueden estar más o menos "centrados" y más o menos "en plataforma de liderazgo". La clave no está en que el equipo no se caiga de su "plataforma" sino en que se dé cuenta y se suba a ella nuevamente.
Referentes:
No hay culturas sin referentes. Al contrario, lo que muta es la distribución de responsabilidades en el equipo, de forma tal que algunos roles y funciones se autoorganicen. El líder necesita aprender a ver el propio más como un "liderazgo habilitante" en que se disponga a salir "del centro del ring". Paradójicamente, la performance mediocre puede ser señal de una supervisión excesiva.
Cultura de sana confrontación:
Debe llegar a ser una norma. Nadie sale del letargo instalado siendo "políticamente correcto": desafiar y desafiar a los que no desafían, en un marco de respeto y profesionalidad, y en función siempre del beneficio colectivo esperado.
Medidas comunicadas:
La falta de estándares conectados al valor agregado para el cliente "desde afuera hacia dentro" es casi un clásico. Debemos cuidarnos de los extremos: en algunas organizaciones el exceso de indicadores desfocaliza y marea. Las medidas tienen que comunicar, y hay que estar atentos si su existencia o ausencia señala o disimula performance pobre o debajo de la media.
Vara móvil y mística:
Proponer la excelencia como meta conlleva un manejo de ansiedades, frustraciones e incertidumbres. Apuntalar la alta performance mientras la vamos desarrollando exige una vigilada defensa del propósito e ir creando "mística" donde se acuerda cómo se percibe colectivamente si hay o no compromiso.
Rutina y prejuicios:
Volviendo a José Ingenieros: "La rutina, síntesis de todos los renunciamientos, es el hábito de renunciar a pensar". No podremos colaborar en la superación de mediocridades ajenas sin trabajar las propias. Nuestros juicios sobre un equipo pueden ser, los causantes de su performance mediocre. Necesitamos combatir nuestros prejuicios y creencias.
Equipos mediocres en analogía
- No está claro a qué está jugando.
- Cuando la tiene, no sabe qué hacer con la pelota.
- Sin acuerdo sobre estilos y medida (cantidad de pases seguidos) para generar el tanto.
- Conflictos no resueltos dentro o fuera de la cancha.
- No enamoran: tribuna no acompaña.
- Prejuzgan o minimizan el desafío que enfrentan o al rival.
- Rutina: atacan siempre por el mismo lado.
- No hay mística copera.
por PABLO BARASSI
CEO Integrar Recursos Humanos